Miradas


I.
Perdidos por frondosos senderos
entre lianas de azufre
y la mentira de las flores
de amaranta, por entre escamas,
alados los vientos húmedos
y el tronco de milenios desgastado, rumiante
de ecos prodigiosos como sombras inalcanzables.
A esas raras alturas
donde el hombre nace hueco
al asombro de un tiempo sin su carne,
al milagro universal de su pecho
que forma ánforas en enhiesto palpitar
sobre angostas riberas, raspan las manos
el grano pardo mientras el ojo abovedado
susurra descensos suaves
al porvenir de la maleza en terciopelo.
La simiente adormecida de ardores
sorbe las orquídeas púrpuras, pende
sobre su labio en arándanos mudado,
y por siglos los bejucos serán testigos
al ritmo de la lluvia marmórea
del espejismo a veras sometido
por el legado apurado del espíritu.


II.
Marea incandescente
que brota del pardo,
verde color que cambia
y derrocha como cascada
el más bello placer.
Anhelo en forma física
transformado, manantial sediento
del néctar extasiado
de las corrientes corpóreas,
eterno glissando de un instante
que perece en el tiempo
y en uno transforma las alegrías.

Amoratada distancia, maldita ausencia,
concatenado dolor que como polvo moribundo
arrastra el eje en dudas hacia Albión.
Imploro el perdón entre tus cabellos.

Estas marcas se clavan
en mi cuerpo por ti poseído,
largos son los despertares
de la embriaguez,
dilatación hervorosa,
alfilerazos en el transcurso del sol,
en tibias resonancias
que caminan zafándose de las magnolias
verticales, y rebeldes sus arcas
como cataratas vierten místicas
el licor abundante de los árboles profundos.
La rueda de lunas durmientes
precisa holgada determinado azar

de tus sueños inquietos.

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Amanda Escárzaga

Amanda Escárzaga
PhD Musicology at Royal Holloway University of London

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